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"Recuerdo que cuando era pequeño siempre estaba el típico de la clase que se lo comía todo, desde los borradores hasta las ceras, pasando por pegamento, tiza y lápices. Nosotros lo admirábamos, le tirábamos el contenido de nuestros estuches como quien tira cacahuetes a los monos y pensábamos que de mayor sería el más grande y fuerte del pueblo.
Lo de aquel sacapuntas mal masticado fue una verdadera lástima.

Recuerdo que la madre del chaval en cuestión llamó la atención a los profesores y les dijo que si el niño tenía hambre porque ya eran casi las 12 del mediodía, lo que no podían hacer era ponerle a pegar cosas con pegamento de barra porque "es pequeño y no sabe que eso no se come".

-Pero señora, si el otro día le pillamos mordiendo los marcos de las puertas...

En fin, supongo que hay gente para todo. El caso es que alguna madre sufridora que no conseguía que su hijo adicto al Pritt almorzara como un niño normal y corriente decidió inventar la mantequilla en barra. ¿No te gustaba el pegamento? Pues ale, ponte a untar tostadas, machote, que ya verás qué decepción cuando les pegues un bocado y no percibas esa agradable sensación de tener la lengua adherida al paladar."

BUTTER

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